DESREGULACIÓN EMOCIONAL

¿Sabías que…?

La desregulación emocional es la incapacidad, pese a los mejores esfuerzos, de cambiar o regular los estímulos emocionales, las experiencias, las acciones, las respuestas verbales y/o las expresiones no verbales en condiciones normativas. La desregulación emocional generalizada (no de forma aislada) se observa cuando esta incapacidad se produce en una amplia gama de emociones, problemas de adaptación y contextos situacionales.

Entre sus características se incluyen el exceso de experiencias emocionales dolorosas, la incapacidad para regular la activación intensa, problemas para desviar la atención de los estímulos emocionales, distorsiones de pensamiento y fallas en el procesamiento de la información, control insuficiente de conductas impulsivas relacionadas con fuertes emociones positivas y negativas, dificultades para organizar y coordinar actividades para alcanzar objetivos que no dependan del estado de ánimo durante la activación emocional y tendencia a bloquearse o disociarse bajo estados fuertes de estrés. También puede presentarse como incapacidad de dejar de lado el procesamiento cognitivo (pensamiento) sobre eventos muy estresantes, dejar de rumiar o concentrarse en algo, lo que lleva a emociones negativas generalizadas, bajas emociones positivas, incapacidad para incrementar las emociones positivas y dificultad para la comunicación emocional.

La desregulación generalizada es producida por la vulnerabilidad emocional y por estrategias de modulación de la emoción poco eficaces.

La vulnerabilidad emocional se define por muy alta emocionalidad negativa como línea de base, sensibilidad a estímulos emocionales, respuesta intensa a estímulos emocionales y retorno lento al estado inicial una vez que ha ocurrido la activación emocional.

La regulación emocional, por el contrario, es la capacidad de inhibir la conducta impulsiva e inapropiada relacionada con fuertes emociones negativas o positivas; organizarse uno mismo para enfocarse a un objetivo externo, es decir, actuar de una manera que no dependa del estado de ánimo cuando sea necesario; autoregular una activación fisiológica que la emoción fuerte haya inducido; y reenfocar la atención a voluntad en presencia de una emoción fuerte.
La regulación emocional puede ser controlada de forma consciente o automática. En terapia, la atención se centra primero en aumentar el control consciente y en segundo lugar, en obtener suficiente práctica para internalizar las habilidades ya adquiridas de modo que, a la larga, se vuelvan automáticas.

(Fuente: Manuales Marsha Linehan)