ANSIEDAD Dolor crónico ESTRÉS MINDFULNESS

Vivir con Ansiedad

  • 22 abril, 2019

Acabo de leer el artículo de Juan José Millás «Vivir con ansiedad»https://elpais.com/elpais/2019/04/15/eps/1555324939_697553.html

Me ha puesto aún más en contacto con la realidad que palpo todos los días en consulta: la cantidad de personas que padecen de ansiedad y lo diferente que es tener ansiedad generalizada de experimentar nervios o malestar en ciertos momentos. Ya hablé de este tema en otra entrada https://nudopsicologosleon.com/2018/10/19/estres-adaptativo-no-adaptativo-y-como-combatirlo/

Esta vez quiero centrarme en la sobremedicación de nuestra sociedad en relación a lo que el psiquiatra Diego Figuera le comenta a Millás: Si llevas varios años con la misma dosis, lo más probable es que el Orfidal haya actuado como efecto placebo. El círculo vicioso de los ansiolíticos es ese: tolerancia y adicción. La tolerancia significa que el cuerpo se acostumbra y que para conseguir el mismo efecto tienes que subir la dosis. Al final puedes hacerte inmune a las cantidades a las que eres capaz de funcionar porque por encima de esas dosis aparecen efectos secundarios indeseables: problemas de memoria o de atención, por ejemplo. Así que llega un momento en el que la gente no sabe qué hacer y con frecuencia acaba en la polimedicación. Así, a los ansiolíticos añaden los antidepresivos, por ejemplo. Quiero centrarme en lo poco que se trabaja en aprender a vivir con cierto nivel de malestar, aprender a vivir a pesar de experimentar «ansiedad», malestar, tristeza, dolor o incomodidad. Lo poco que se trabaja en estrategias de resolución de problemas presentes, lo poco que se nos educa y lo poco que nos educamos en el autocuidado, en mimar nuestro cuerpo y mimarnos a nosotros mismos en general. En hablarnos con indulgencia, con paciencia y con compasión. En permitirnos equivocarnos, permitirnos parar, permitirnos descansar.

 

Me gustaría proponerte que ahora mismo te detuvieras y, si quieres puede cerrar los ojos, te pararas a prestar atención a tus próximas seis respiraciones. No es necesario que hagas nada, ni que respires de una manera especial, tan solo presta atención a la entrada de aire y a la salida.

¿Lo has hecho?

No ha sido un gran esfuerzo, ¿verdad? Pues este simple gesto practicado cuando te notes acelerado/a, puede disminuir notablemente tu sensación de prisa e incrementar tus recursos para resolver la situación en la que te encuentres. Siempre que esté de tu mano cambiar algo, claro. En otra entrada más adelante hablaré de la cantidad de cosas que no están bajo nuestro control cómo aprender a lidiar con ello.

 

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